Cuando en mayo del 2007 escribí el artículo “Crisis energética: Una verdad geológica” el precio del petróleo de referencia en Estados Unidos estaba en torno a los 70 dólares el barril, hoy seis meses más tarde su precio supera la barrera psicológica de los 100 dólares. ¿Es este el comienzo de la anunciada crisis energética? ¿Se acabó la época del petróleo barato y, con ella, el mito del crecimiento económico ilimitado? Si así fuera, nuestro modo de vida actual y el nivel de desarrollo que hemos alcanzado estaría seriamente amenazado por una crisis largamente anunciada.
Quiera la providencia o la fortuna que así no sea, y que a través del desarrollo de las renovables y el ahorro se pueda disminuir nuestra dependencia petrolera, mitigando los terribles efectos de la crisis, al mismo tiempo que favorecemos el medio ambiente, la lucha contra el cambio climático, la salud y un mundo mejor. No parece necesario explicar la relación entre el petróleo, el medio ambiente y el cambio climático, pero puede que la referencia a la salud y a un mundo mejor haya podido sonar verborrea vacua. Sin embargo basta con unos pocos ejemplos para deshacer cualquier duda al respecto.
El Ministerio de Medio Ambiente estima que la contaminación del aire causa la muerte prematura de 16.000 personas al año en España, 310.000 ciudadanos en la Unión Europea y en el mundo más de dos millones de personas al año según la Organización Mundial de la Salud (OMS). La principal fuente de contaminación atmosférica es sin duda la combustión de combustibles fósiles, especialmente el petróleo y sus derivados. Como bien sabemos, en las grandes ciudades los vehículos a motor son la principal causa de dicha contaminación pero conviene saber que la contaminación que producirían las cuatro centrales térmicas proyectadas en la comarca de Mérida en una hora es igual a la producen 800.000 coches en un día, aunque en este caso el combustible fósil utilizado no sea el petróleo.
Aunque no es la única causa de los conflictos armados en el mundo, la geopolítica del petróleo es responsable de muchas guerras. La especie humana parece fiel a un destino fatal, gasta mucho más dinero en las guerras por controlar las últimas reservas del mundo que en la investigación y desarrollo de las energías renovables. Y las mismas petroleras que en las sociedades desarrolladas muestran a través de la publicidad y la promoción su cara más amable, son responsables de producir situaciones terribles a comunidades indígenas y otras poblaciones locales, debido a la destrucción ambiental resultante de la exploración y explotación petrolera en sus territorios, así como de la violación de sus derechos humanos. “No hablamos solo de petróleo, sino también de sangre” dice Rights Action (Amigos de la Tierra Nigeria).
Nuestros políticos en la “izquierda” y la derecha se aprestan a engrasar su maquinaria electoral y apresuradamente toman lecciones sobre medio ambiente y cambio climático. Los Populares intentan rectificar el tremendo resbalón de su líder, Mariano Rajoy, en este tema e incluyen en su agenda de precampaña la lucha contra el cambio climático, pero sus ocho años de gobierno fueron una pérdida de tiempo en el cumplimiento de los acuerdos de Kyoto y representan una losa muy grande para su credibilidad.
El presidente Rodríguez Zapatero nos recuerda una vez sí y otra también que el cambio climático es “el desafío más grave que se cierne sobre la vida en la tierra y exige un nuevo contrato del hombre con la naturaleza”. Estupendo, su discurso es el mismo que el nuestro, Los Verdes llevamos repitiendo esas mismas palabras desde hace más de 25 años. Ahora sólo hace falta que supere la contradicción entre lo que dice y lo que hace, entre la foto de semblante preocupado y la política real de su gobierno. Los problemas del cambio climático y la crisis energética no se solucionan con talante y un cambio de discurso, con eso lo único que realmente se pretende es ganar votos.
En una reciente inauguración en La Moncloa de dos nuevas instalaciones solares, Zapatero dijo que “Hay que “votar” por otro modelo energético”. Mientras, en nuestra región, la Administración socialista hace suyo el proyecto de una refinería de petróleo, una de las industrias más contaminantes del mundo, y sin duda con menos futuro. Si los ciudadanos siguen su consejo, en ningún caso podrán votar en Extremadura al PSOE, que apuesta por este modelo de desarrollo sorprendentemente insostenible, paradigma de un modelo energético basado en el petróleo abundante y barato, y totalmente opuesto a la realidad y a las recomendaciones de Zapatero.
Hoy, más cerca que ayer de la verdadera y anunciada crisis del petróleo, es urgente y necesario transformar el actual modelo energético en uno más sostenible y respetuoso con el medio ambiente, lo contrario significa el fin del nivel de desarrollo que hemos alcanzado, lo mejor de nuestro modo de vida y, más allá, la paz, la justicia y la solidaridad entre los pueblos. No lo permitamos.
Francisco Folguera, Los Verdes de Extremadura.