martes, 1 de diciembre de 2009

UGT EXTREMADURA Y EL PROYECTO DE REFINERÍA

Los Verdes de Extremadura consideran inaceptable el intento de presionar al Gobierno en favor de la refinería en Tierra de Barros por parte del actual secretario regional de UGT, Francisco Capilla, quien amenazó ayer (30 de noviembre) con una movilización sindical si el Ministerio de Medio Ambiente no aprueba pronto el proyecto.

Las declaraciones hechas por Francisco Capilla al término de una reunión de la dirección regional de la UGT, muestran, a juicio de Los Verdes, un seguidismo político lamentable respecto a los intereses de los promotores públicos y privados de un proyecto industrial muy cuestionado socialmente y con serias dudas en cuanto a su viabilidad.

En opinión de Los Verdes, la función de un sindicato es la de defender los derechos de los trabajadores, no los intereses político-empresariales en el poder. Por este motivo, Los Verdes consideran completamente inapropiado que un líder sindical salga en defensa de un empresario y tome partido por la apuesta política a favor de la refinería, poniéndose, según sus propias palabras, "a disposición de las autoridades locales para ello."

Los Verdes creen además que la actitud de la dirección regional de UGT con relación a la refinería, que muy probablemente es contraria a la opinión de muchos afiliados de base de ese sindicato, adolece de incoherencia en varios aspectos.

Francisco Capilla es incoherente cuando afirma que la tramitación de la refinería avanza en la buena dirección y sin embargo cuestiona y trata de presionar al Ministerio de Medio Ambiente. Si el proyecto avanza en la buena dirección, ¿qué necesidad hay de amenazar con una movilización sindical si no se aprueba pronto?

Francisco Capilla es también incoherente cuando arguye que el proyecto es "necesario en la época de crisis actual, con más de 100.000 parados en la región". El secretario regional de UGT debería saber que los pocos cientos de puestos de trabajo precario que crearía la refinería no sólo no solucionarían ese problema, sino que el propio proyecto de la refinería, de llevarse a cabo, consumiría unos recursos económicos preciosos, lo que impediría la creación de muchos más puestos de trabajo en otras actividades. Dicho de otra manera, con la misma cantidad de dinero público que se pretende despilfarrar en una costosa refinería se podrían crear diez veces más puestos de trabajo en cualquier otro sector.

Por último, la dirección de UGT en Extremadura es incoherente con su propio discurso, a nivel regional y nacional, en materia de medio ambiente y desarrollo sostenible. Por citar un ejemplo, en junio de 2008, cuando los trabajadores comenzaron a sufrir los peores efectos de la crisis, UGT Extremadura advertía de la "vulnerabilidad" del modelo económico en aspectos tales como la dependencia del petróleo. Si de lo que se trata es de reducir la dependencia del petróleo por la amenaza que supone para la estabilidad económica y, por tanto, para el bienestar de los trabajadores, Francisco Capilla debería explicar cómo casa eso con la construcción de una refinería que aumenta la dependencia del petróleo y va en dirección opuesta al cambio de modelo energético y económico que su propio sindicato propugna.